martes, 21 de octubre de 2008

De vieja señora a mujer fatal

No sé si alguien había considerado seriamente la posibilidad de que la Juventus de Turín, esto es, 27 scudettos, 2 champions, cientos de millones de aficionados en todo el mundo, Nedved, del Piero y Amauri - y un tal Sissoko -, era un rival fácil para el Real Madrid. Cierto es que llegaba lastrado por bajas muy sensibles como las de Buffon y Trezeget, cierto es que había arrancado mal en la serie A, cierto que no atraviesa el mejor momento de su historia, pero es cierto, también, que no se trata de eso sino de la Historia. La Historia dice que los blancos llevan casi medio siglo sin ganar en esa ciudad y que estamos hablando del mejor club del país en el que peor y más efectivo fútbol se practica del planeta fútbol. No trato con esto de exculpar la actuación merengue, del todo lamentable, comenzando por la prepotencia reflejada en los primeros minutos de desconcentración, intolerable frente a cualquier equipo, más frente a éste, y terminando por el horrible y, también, arrogante, planteamiento de Schuster. Lo que quiero decir es que la Historia dice que si un equipo marca en los primeros minutos de la primera parte y en los primeros minutos de la segunda, tiene un 90% de posibilidades de ganar y que en asegurar probabilidades ellos son los más consolidados expertos. Contra conjuntos como éste no caben heroísmo ni épicas que valgan, no se puede dar un paso en falso ni reservar jugadores. A igualdad de leyendas, quien sale a ganar con más fe es quien finalmente se alza con la victoria.

El Madrid salió al Comunale y descubrió pronto que ese lugar no era la tierra prometida, no era Delle Alpi, pero tampoco un estadio cualquiera. No era uno de esos sitios en los que puedes recrearte mirando el paisaje, más bien se asemejaba a un campo minado. Nada más comenzar el encuentro, minuto cinco, Amauri coló entre las infinitas piernas de Pepe un balón que se quedó muerto en la frontal del área. Del Piero no es de los delanteros que avisan, sin necesidad siquiera de controlar, tal y como le venía, la puso en la escuadra derecha. Íker estaba levemente adelantado y cualquier esfuerzo por estirarse hubiera resultado estéril.

Los transalpinos tenían el partido donde querían, con un gol de ventaja podían replegarse cómodamente atrás y contemplar como los atacantes y el único mediocampista, Gago, se enredaban en la madeja tejida por Rainieri y zurcida por Sissoko que estuvo inmenso, omnipresente. Todos los balones que en la primera parte del encuentro pasaban por su círculo de influencia, esto es, apróximadamente, un área de veinte metros en el centro del campo, eran absorbidos por él como si el esférico, inexorablemente, gravitara en torno a su figura. Su despliegue físico y táctico fue encomiable. Gago, siempre, van der Vaart y Sneijder, cuando se aburrían y bajaban, se estrellaban constantemente contra él y, si no lo hacían, las ayudas de Nedved, Ergotalli y Marchioni tornaban infructuosas sus ideas. Si algún balón, casualmente, llegaba hasta los pies de Van Nistelrooy, incomprensiblemente escorado a la izquierda, o de Higuaín, Chiellini constituía el segundo agujero negro que engullía todo el fútbol que circulaba por sus dominios. Solo van der Vaart, con tres disparos lejanos y Ramos, en un control fallido, consiguieron inquietar, al menos la imaginación, de Manninger, prácticamente inédito en todo el primer acto.


En el segundo periodo se anunciaban nuevos bríos, se anunciaban porque Robben calentaba en la banda mientras Nedved se marchaba de Sergio Ramos, cuya actuación en el último mes de competición es digna de un análisis pormenorizado y no precisamente positivo, para centrar. Amauri, con la crucial colaboración del otro lateral, Heinze, especialmente desacertado tanto en ataque como en defensa, alojaba el balón en la portería ante la incrédula mirada de Casillas. Antes de eso, en el origen de la jugada, un suicida pase de Pepe a van der Vaart fue intervenido por el checo.

Tras el gol, Schuster decidió realizar por fin el cambio, un difuso Higuaín fue sustituido por Robben. Mientras el extremo holandés ocupo su posición natural, la banda izquierda, el combinado de Chamartín realizó su mejor fútbol. Un remate desde fuera del área de Sneijder se marchaba al poste haciendo brillar la luz de la esperanza. Poco después, Heinze, completamente solo en el carril izquierdo, es de suponer que la defensa juventina no consideró oportuno cubrirlo, en el enésimo balón que colgaba, consiguió conectar con Van Nistelrooy para acortar la diferencia. Huelga decir que fue el único centro digno de ese nombre que realizó el veterano jugador argentino.

Después vinieron las prisas, los ataques tumultuosos, en manadas desordenadas y caóticas, comandadas, ora por Sergio Ramos, ora por Pepe, en la más absoluta laguna de criterio. También hubo contraataques en los que los bianconeros pudieron sentenciar, pero ninguna ocasión clara para uno u otro bando. No es Turín el escenario predilecto para las grandes remontadas, ni la Juventus el equipo soñado. No obstante, quiero entender que fue la soberbia lo que cegó a los blancos y no su incapacidad para afrontar partidos de esta calaña, los únicos decisivos en esta competición.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Este Madrid que se empeña en jugar sin bandas es un equipo muy plano y si encima no está guti para meter sus pases por el centro de la defensa apaga y vámonos.
Se notó cuando entró robben que el madrid mejoró.
Heinze de lateral muy mal, en defensa y en ataque ,ah higuaín en el puesto de raúl ya, esta totalmente desaprovechado cuando se le obliga a jugar mas lejos del area.

Anónimo dijo...

Bien conoces a tu equipo. El Madrid que estuvo 20 años sin ganar en el Camp Nou, lleva 10 o 11 temporadas sin ganar en Riazor, unos 46 años sin ganar contra la Juve en Turín, y 10 años sin perder en el Calderón. Algo de tradición en el resultado tiene el Real Madrid.

Tanto para lo bueno como para lo malo. Algo de difícil explicación, pero que se repite con frecuencia. Es capaz de ganar Copas de Europa y Ligas, sin ser el favorito, gracias a una fuerza invisible, que le empuja para hacer honor a su puesto en la historia del fútbol.

Para los datos negativos también hace uso de esa tradición que pesa en los resultados. Lo de ayer tiene mucho de eso...

No me equivoqué en lo del gol de Van Nistelrooy, lástima que estuvieran dormidos durante 60 minutos. Ante un equipo italiano eso no vale.

Q

Rafael H. dijo...

El problema de las bandas es tanto por arriba como por abajo. Ni Heinze ni Ramos son laterales de verdad y así no se puede. Prefiero que el Madrid asuma algún riesgo de más y ponga a Marcelo.

Q, creo que hay algo de eso, de maldiciones y bendiciones históricas, pero creo que ayer si Schuster y los jugadores se hubieran tomado el partido en serio se podría haber enmendado una.

Juan y Fer dijo...

Hola,
Pues esta Juve daba pena en el Scudetto, asi que el Madrid debió ganar de calle, pero si se juega dormido....
un saludo desde,
http://saqueneutral.blogspot.com/

AD dijo...

Con la problematica que presenta Ramos en cuanto a declaraciones y bajo nivel, sumado a que Heinze no puede actuar por la banda el Madrid se encuentra complicado por los costados. Una rapida solucion podria ser ponerlo a Drenthe por el lateral, auque el holandes demostro que ese no es su puesto.

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Gracias, y un saludo.

Devo

El Balón Europeo