Valladolid-Atlético de Madrid
A raíz de su brillante clasificación para la champions y de su aplastante victoria frente al Málaga en la primera jornada liguera muchos pensábamos, quizá de un modo prematuro, que el Atlético de Madrid, este año, estaba llamado a discutir la hegemonía de Madrid y Barça en la liga. Si aquella conclusión era apresurada, no lo es menos la de recular ahora tras el partidido disputado ayer en la que se vio afectado por el virus FIFA. No obstante, frente al Valladolid, pudimos ver, una nueva reedición de los complejos históricos de este club. Contra un equipo que se crece contra los grandes pero que está condenado a luchar por no descender un año más, uno de los modestos de toda la vida del fútbol español, el Aleti volvió a ser fiel a los principios que parecen regir su destino y que no lo permiten pasar de la medianía más aberrante y hasta de la nulidad más dolorosa consumada en su descenso y en los dos años que se mantuvo en la segunda división. Si se quiere ganar el título, no se pueden desperdiciar ocasiones como la de ayer. Es un tópico muy cierto el de que la liga se gana en los campos pequeños, la liga es el día a día, importan más los pequeños detalles que los grandes acontecimientos. Lo que hace la vida satisfactoria o no, son las pequeñas cosas, la cerveza después del trabajo o la siesta tras la comida. Esa clase de cosas son las que nos permiten ser felices.
El equipo rojiblanco, pese a ponerse 2-0 en contra en la primera parte, jugó casi todo el partido contra 10 y solo fue capaz de marcar un gol. Es cierto que algunos de sus titulares no estaban en buenas condiciones, tal es el caso de Simao, muy por debajo de su mejor nivel, lo es, también, que no pudo contar con Heitinga y que Ufalujsi estaba tocado, y que el tarro de las esencias de la magia de Agüero estaba en la reserva -con todo, consiguió el único tanto visitante-, así como que la contundencia de Forlán crea adicción. Pero no lo es menos que la obligación de un entrenador, cuando cuentas en tu plantilla con internacionales de prestigio y tienes que afrontar una competición tan exigente como la Champions es que todos los miembros de la plantilla rindan, que los suplentes traten de sembrar la duda acerca de si podrían desempeñar bien el trabajo de los titulares.
Ni Luis García, ni Sinama demostraron que sean suplentes de garantías, Seitaridis volvió a ser un cero a la izquierda en ataque y un peligro para los suyos en defensa, y Perea demostró una vez más que, como central, carece de las más elementales nociones tácticas, potencia sin control no sirve de nada. Además, todo ello se vio agravado por la sustitución de Assunçao en el minuto 46', no existe ningún equipo en el mundo que pueda jugar al fútbol con un solo mediocampista, Aguirre debería saberlo, no se ataca más con más delanteros, sino con juego. Cuando te enfrentas a un equipo mermado por una expulsión lo que se requiere es mover la pelota y buscar a los extremos, para cansar al rival y abrir el campo, solo así vienen las ocasiones. Tal fue el desaguisado en este punto que Aguirre rectificó y sacó a Raúl García en el 73', demasiado tarde, para sustituir a un Luis García muy lejos del nivel que prometía en el propio conjunto colchonero y en el Liverpool en sus inicios.
El Aleti se pareció demasiado a sí mismo, tiene que deshacerse de sus complejos, de su mística malditista, tiene demasiadas excusas para perder y eso es lo peor que le puede suceder a un equipo que quiere ganar algo. No es una excusa válida, se mire como se mire, que cuando juegas contra 10 sueles perder, que los modestos se te dan mal, que cuando estás en la cima eres incapaz de mantenerte o que no puedes marcar goles sin tus delanteros titulares, como si fuesen talismanes. Son excusas de perdedor y lo peor de todo es que Aguirre parece creer en ellas como si se tratase de dogmas de fe, de seguir siendo así, el equipo está condenado a un trayecto por esta liga sin pena ni gloria.
Barcelona-Rácing de Santander
En Barcelona se volvió a repetir la negra historia soriana. Un equipo, el blaugrana, volcado ante la meta rival, moviendo el balón parsimoniosamente en el medio del campo y sin verticalidad durante el primer tiempo. Un Alves que no termina de ajustarse al esquema de Guardiola, quizá porque Keita no es un especialista defensivo que sea capaz de cubrir los huecos que deja en la banda derecha. Los dos goles que ha encajado esta temporada arrancaron en jugadas por ese costado aprovechando la autopista que deja el brasileño cada vez que sube, no es casualidad. Un Eto´o que no está, sencillamente, no es solo que no le lleguen balones, es que tampoco los busca, de un delantero de primera categoría mundial se pide que sea capaz de generar sus propias ocasiones de gol y el camerunés está defraudando en ese sentido, quizá sea porque no tiene confianza, el trato que le han profesado este verano ha sido bochornoso.
En la segunda parte se demostró que había sido una temeridad dejar a Messi e Iniesta en el banco y sacar en su lugar a dos canteranos, Busquets y Pedrito, pese a que estos rayaron a buen nivel. Le costó caro al técnico. Solo cuando estos dos jugadores irrumpieron en el partido -Iniesta por la lesión de Helb que le mantendrá apartado dos meses de la competición, mala noticia para el fútbol-, pudimos ver un bosquejo de lo que puede ser este Barcelona como local, imprimiendo una marcha más al partido y encontrando así un gol que sumió paradójicamente al equipo en un estado de autocomplaciencia y relajación que ocasionó el empate, ante lo que no supo ya reaccionar en una exhibición de desconcierto e indolencia. Es cierto que el Barcelona ha sido superior a Numancia y Rácing, lógico, pero también es cierto que han tenido dos ocasiones en contra y los han marcado y que han sido incapaces de anotar de jugada. Con todo, el proyeco de Guardiola merece crédito, las próximas dos trascendentales semanas donde tendrá que despejar dudas tanto en Liga como en Champions.
Resto de la jornada
El Sevilla ganó en un partido loco y espectacular donde dejó dudas en defensa y volvió a demostrar que cuenta con grandes jugadores ofensivos. Brillaron Navas, Kanouté y Chevantón, en un partido que no pasará a la historia, pero que fue muy entrenido para el aficionado y una pesadilla para los técnicos.
En fútbol internacional lo más destacado fue la victoria del Liverpool frente al Manchester (2-1) en un partido con la tensión propia de un encuentro entre dos grandes equipos conocedores de que el mínimo error iba a ser impíamente aprovechado por el rival, como así fue. El equipo de Benítez se postula como un candidato serio al título, quizá esta vez sí, tras 16 años de barbecho, si el Chelsea, que ganó al M. City (3-1) de un Robinho que marcó de falta (¡!) pero que no brilló, lo permite y la vuelta de Cristiano no mejora a los diablos rojos, espesos en este comienzo liguero con un Rooney maltratado por Ferguson y un debut, el de Berbatov, que presagia grandes actuaciones.
Por cierto, la Sexta nos volvió a obsequiar con una doble sesión de fútbol, el lío de las televisiones sigue en esta temporada 2008/09, a lo largo de la semana escribiré un post opinando sobre esto.
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