Los grandes jugadores crean adicción, son como la nicotina, sus efectos son beneficiosos a corto plazo, calma la ansiedad y proporciona una grata sensación de bienestar y seguridad momentánea. La parte negativa es que no puedes pasar sin fumar, rápidamente te abonas a esa sensación y la necesitas como el comer, pasa a ser una parte más de tu vida, una perentoria exigencia. De todos es conocido, además, que el tabaco produce que a la larga el organismo se debilite, los pulmones se ennegrezcan y colapsen, pudiendo incluso llegar a provocar cáncer, el cual, mediante metástasis, va colonizando todas las células hasta que el cuerpo muere.
La relación del Atlético con el Kun bien puede considerarse como viciosa, cuando el jugador argentino está sobre el campo todo parece ir bien, los goles y las ocasiones llegan, el juego general del equipo mejora, todo marcha. No solo es por su presencia, sino por la sensación de seguridad que genera en el resto de sus compañeros. Ven en este joven proyecto de balón de oro un objetivo concreto en el que ha de desembocar su empeño, no importa el rival, el Kun está ahí y no va a fallar, va a ser capaz de recoger un balón de la nada y convertirlo en una ocasión, va a estar ahí para empujarla o para endosarse entre las líneas de la defensa rival desarbolando sus opciones de abortar un ataque rojiblanco.
Cuando el Kun toca su primer balón en el partido es como la primera calada del día, un signo inequívoco que señala que estás vivo y que te sientes bien contigo mismo. Sin embargo, cuando no está, todo se vuelve una pesadilla, como si te despiertas de madrugada y no encuentras tu cajetilla en la mesilla de noche. Todo se vuelve gris, el desasoiego te invade, no te sientes con fuerzas para desarrollar lo que tenías previsto, la cabeza se te nubla y solo puedes pensar en que debes bajar al estanco. Eso fue lo que le ocurrió el sábado en Valladolid.
¿Qué pasará si el Kun se lesiona o tiene un par de partidos malos? Cuando llegue el dolor de garganta, los fluidos mucosos, el dolor en el pecho... ¿Y si la dependencia es tan grande que el resto de los jugadores se relajan y el cuerpo muere?
Un equipo no puede ser solo un jugador, por bueno que éste sea. Sus dos goles de ayer le dejan en muy buen lugar, pero sitúan al resto de sus compañeros a la altura del betún. El Atleti, no se sabe por qué extraño motivo, es un equipo con la tentación histórica de depender de un solo futbolista, el caso inmediatamente anterior fue Torres, el Kun vino a ocupar su lugar. Lo de Torres terminó con el canterano emigrando a tierras inglesas para no tener que soportar la presión que implicaba el hecho de ser el centro de todos los focos. Esperemos que en el caso del Kun esto no sea así.
La relación del Atlético con el Kun bien puede considerarse como viciosa, cuando el jugador argentino está sobre el campo todo parece ir bien, los goles y las ocasiones llegan, el juego general del equipo mejora, todo marcha. No solo es por su presencia, sino por la sensación de seguridad que genera en el resto de sus compañeros. Ven en este joven proyecto de balón de oro un objetivo concreto en el que ha de desembocar su empeño, no importa el rival, el Kun está ahí y no va a fallar, va a ser capaz de recoger un balón de la nada y convertirlo en una ocasión, va a estar ahí para empujarla o para endosarse entre las líneas de la defensa rival desarbolando sus opciones de abortar un ataque rojiblanco.
Cuando el Kun toca su primer balón en el partido es como la primera calada del día, un signo inequívoco que señala que estás vivo y que te sientes bien contigo mismo. Sin embargo, cuando no está, todo se vuelve una pesadilla, como si te despiertas de madrugada y no encuentras tu cajetilla en la mesilla de noche. Todo se vuelve gris, el desasoiego te invade, no te sientes con fuerzas para desarrollar lo que tenías previsto, la cabeza se te nubla y solo puedes pensar en que debes bajar al estanco. Eso fue lo que le ocurrió el sábado en Valladolid.
¿Qué pasará si el Kun se lesiona o tiene un par de partidos malos? Cuando llegue el dolor de garganta, los fluidos mucosos, el dolor en el pecho... ¿Y si la dependencia es tan grande que el resto de los jugadores se relajan y el cuerpo muere?
Un equipo no puede ser solo un jugador, por bueno que éste sea. Sus dos goles de ayer le dejan en muy buen lugar, pero sitúan al resto de sus compañeros a la altura del betún. El Atleti, no se sabe por qué extraño motivo, es un equipo con la tentación histórica de depender de un solo futbolista, el caso inmediatamente anterior fue Torres, el Kun vino a ocupar su lugar. Lo de Torres terminó con el canterano emigrando a tierras inglesas para no tener que soportar la presión que implicaba el hecho de ser el centro de todos los focos. Esperemos que en el caso del Kun esto no sea así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario