lunes, 27 de octubre de 2008

Hablemos de fútbol

A juzgar por las portadas de los diarios deportivos uno no sabe si la octava jornada de liga se ha disputado sobre el césped o en el plenario de sesiones del congreso de los diputados. Los protagonistas son los jugadores que no han participado en sus encuentros, las palabras de los directivos y las actuaciones de los árbitros, con los oscuros tejemanejes de la Federación como telón de fondo.

Nadie parece haberse enterado de que el Madrid ha ganado y de que lo más relevante de ese partido fue la resurrección de Sneijder, el poderío exhibido por Gago en el centro del campo y una nueva prueba de que los indicios que apuntan a que Higuaín puede convertirse en una solución de futuro para la delantera merengue son cada vez más fehacientes. Tampoco parece interesar a los cronistas, redactores y editorialistas varios que el Atlético, fiel a su estigma romántico y maldito, empató a 4 en un vibrante partido que sirve para avisar al Villarreal de que conjugar Champions y Liga es una asignatura más que ardua, o que un gran Eto´o, escoltado por un soberbio Iniesta y un estelar Messi, consiguió marcar tres los cinco goles de su equipo y colocarse a un suspiro del pichichi, ostentado por Villa, el cual mantiene al Valencia en la cabeza de la clasificación firmando el mejor inicio de su historia con los mismos jugadores que Koeman no supo utilizar y que Emery ha redimido y revivido.

Dejemos los contubernios, los acendrados análisis psicológicos y la hermenéutica para quiénes no saben disfrutar de este hermoso deporte y hablemos de fútbol, de lo que pasa dentro del terreno de juego, el único espacio en el que tiene sentido.

martes, 21 de octubre de 2008

De vieja señora a mujer fatal

No sé si alguien había considerado seriamente la posibilidad de que la Juventus de Turín, esto es, 27 scudettos, 2 champions, cientos de millones de aficionados en todo el mundo, Nedved, del Piero y Amauri - y un tal Sissoko -, era un rival fácil para el Real Madrid. Cierto es que llegaba lastrado por bajas muy sensibles como las de Buffon y Trezeget, cierto es que había arrancado mal en la serie A, cierto que no atraviesa el mejor momento de su historia, pero es cierto, también, que no se trata de eso sino de la Historia. La Historia dice que los blancos llevan casi medio siglo sin ganar en esa ciudad y que estamos hablando del mejor club del país en el que peor y más efectivo fútbol se practica del planeta fútbol. No trato con esto de exculpar la actuación merengue, del todo lamentable, comenzando por la prepotencia reflejada en los primeros minutos de desconcentración, intolerable frente a cualquier equipo, más frente a éste, y terminando por el horrible y, también, arrogante, planteamiento de Schuster. Lo que quiero decir es que la Historia dice que si un equipo marca en los primeros minutos de la primera parte y en los primeros minutos de la segunda, tiene un 90% de posibilidades de ganar y que en asegurar probabilidades ellos son los más consolidados expertos. Contra conjuntos como éste no caben heroísmo ni épicas que valgan, no se puede dar un paso en falso ni reservar jugadores. A igualdad de leyendas, quien sale a ganar con más fe es quien finalmente se alza con la victoria.

El Madrid salió al Comunale y descubrió pronto que ese lugar no era la tierra prometida, no era Delle Alpi, pero tampoco un estadio cualquiera. No era uno de esos sitios en los que puedes recrearte mirando el paisaje, más bien se asemejaba a un campo minado. Nada más comenzar el encuentro, minuto cinco, Amauri coló entre las infinitas piernas de Pepe un balón que se quedó muerto en la frontal del área. Del Piero no es de los delanteros que avisan, sin necesidad siquiera de controlar, tal y como le venía, la puso en la escuadra derecha. Íker estaba levemente adelantado y cualquier esfuerzo por estirarse hubiera resultado estéril.

Los transalpinos tenían el partido donde querían, con un gol de ventaja podían replegarse cómodamente atrás y contemplar como los atacantes y el único mediocampista, Gago, se enredaban en la madeja tejida por Rainieri y zurcida por Sissoko que estuvo inmenso, omnipresente. Todos los balones que en la primera parte del encuentro pasaban por su círculo de influencia, esto es, apróximadamente, un área de veinte metros en el centro del campo, eran absorbidos por él como si el esférico, inexorablemente, gravitara en torno a su figura. Su despliegue físico y táctico fue encomiable. Gago, siempre, van der Vaart y Sneijder, cuando se aburrían y bajaban, se estrellaban constantemente contra él y, si no lo hacían, las ayudas de Nedved, Ergotalli y Marchioni tornaban infructuosas sus ideas. Si algún balón, casualmente, llegaba hasta los pies de Van Nistelrooy, incomprensiblemente escorado a la izquierda, o de Higuaín, Chiellini constituía el segundo agujero negro que engullía todo el fútbol que circulaba por sus dominios. Solo van der Vaart, con tres disparos lejanos y Ramos, en un control fallido, consiguieron inquietar, al menos la imaginación, de Manninger, prácticamente inédito en todo el primer acto.


En el segundo periodo se anunciaban nuevos bríos, se anunciaban porque Robben calentaba en la banda mientras Nedved se marchaba de Sergio Ramos, cuya actuación en el último mes de competición es digna de un análisis pormenorizado y no precisamente positivo, para centrar. Amauri, con la crucial colaboración del otro lateral, Heinze, especialmente desacertado tanto en ataque como en defensa, alojaba el balón en la portería ante la incrédula mirada de Casillas. Antes de eso, en el origen de la jugada, un suicida pase de Pepe a van der Vaart fue intervenido por el checo.

Tras el gol, Schuster decidió realizar por fin el cambio, un difuso Higuaín fue sustituido por Robben. Mientras el extremo holandés ocupo su posición natural, la banda izquierda, el combinado de Chamartín realizó su mejor fútbol. Un remate desde fuera del área de Sneijder se marchaba al poste haciendo brillar la luz de la esperanza. Poco después, Heinze, completamente solo en el carril izquierdo, es de suponer que la defensa juventina no consideró oportuno cubrirlo, en el enésimo balón que colgaba, consiguió conectar con Van Nistelrooy para acortar la diferencia. Huelga decir que fue el único centro digno de ese nombre que realizó el veterano jugador argentino.

Después vinieron las prisas, los ataques tumultuosos, en manadas desordenadas y caóticas, comandadas, ora por Sergio Ramos, ora por Pepe, en la más absoluta laguna de criterio. También hubo contraataques en los que los bianconeros pudieron sentenciar, pero ninguna ocasión clara para uno u otro bando. No es Turín el escenario predilecto para las grandes remontadas, ni la Juventus el equipo soñado. No obstante, quiero entender que fue la soberbia lo que cegó a los blancos y no su incapacidad para afrontar partidos de esta calaña, los únicos decisivos en esta competición.

lunes, 20 de octubre de 2008

La vieja señora


La Juventus es un equipo de contradicciones, su nombre significa juventud en latín, pero su apelativo es la Vechia Signora. Es el club con mayor historia y títulos de Italia, pero unos recién ascendidos a la serie A tras el Moggi-gate. Siempre se han caracterizado por su juego férreo en defensa y contundente en ataque, pero este año su zaga se muestra extremadamente frágil y la ausencia de Trezeget les hace adolecer de una notable falta de pegada.

En el estado Olímpico de Turín, el mítico y oscuro para los blancos Delle Alpi está sufriendo una remodelación, se congregan un león en celo y una pantera herida. El Real Madrid afronta el encuentro después de puntuar -solo un empate- en siete de los ocho últimos partidos, los transalpinos llegan al choque habiendo sumado únicamente dos puntos en los cuatro encuentros precedentes en la batalla por el scudetto. Pero se trata de una pantera y arrastra consigo la leyenda de su fiereza, aunque esté herida, se defenderá y esperará agazapada su oportunidad para asestar la dentellada definitiva.

Una de sus garras es del Piero, el viejo capitán de la bianconera, qué decir de él. Su talento, su movilidad, su precisión a balón parado, su pasado. Como sucede con Raúl, la presencia de lo de lo que ha sido nos hace apreciar de un modo distorsionado lo que es. Ha perdido físico, chispa, cierto, tampoco nunca fue ese su fuerte, sigue conservando su enorme calidad, además, saldrá motivado, dispuesto a reivindicarse, ama su escudo y por eso no se marchó de Turín cuando descendieron, como tampoco lo hizo Nedved, todo un balón de oro que, como Talentino, ya le ha marcado más de un gol al Madrid en noches europeas. Sin duda son las grandes amenazas, las de siempre, junto con Amauri, sus incisivos. El delantero brasileño, tras una errática carrera, parece haber encontrado en el equipo de un cuestionado Rainieri el sitio entre los elegidos que le corresponde por su clase. Se trata de un hábil y potente ariete de gran envergadura que ha logrado cuatro de los seis goles de los italianos en el campeonato, va bien por arriba y sus arrancadas son letales. Por lo demás, al margen de su pésimo inicio, cuentan con numerosas bajas, hasta ocho, entre las que se cuentan las de Buffon y la ya mencionada de Trezeget, dos hombres claves. Con todo, conviene reiterarlo, no será un partido fácil en absoluto.

sábado, 18 de octubre de 2008

Así gana el Madrid

El derby de esta noche se ajustó plenamente a todas las expectativas. Un partido disputado, donde ambos conjuntos salieron decididamente a ganar, plagado de oportunidades para ambos bandos, espectacular en algunas de las actuaciones de las grandes estrellas que se concitaban. Y con victoria del Real Madrid. Resulta supérfluo hablar de la maldicición que persigue al conjunto colchonero cuando se enfrenta a su vecino, en esta ocasión, los hinchas de la ribera del manzanares ni siquiera pueden esgrimir la manida coartada del arbitraje, pues el penalty que decidió la contienda fue justo y, además, tanto la expulsión de Van Nistelrooy como los dos goles anulados a los blancos fueron rigurosos, por no decir injustos. No así la sanción de la agresión de Perea a Sneijder.

Sin tiempo para que en las gradas del Calderón muchos de los aficionados que, ilusionados, se amontonaban, tomasen asiento, Van Nistelrooy adelantó a los merengues con un disparo desde fuera del área ajustado al palo que debería cubrir el portero. A favor de Leo Franco se puede alegar que el delantero holandés lo despistó con la mirada. En su contra, que el gol es marca de la casa, hace poco de menos de un mes consiguió otro muy similar frente al Rácing.



Sabíamos, antes del tanto, que los de Aguirre habían presentado un esquema extraño, un nuevo invento de la ingeniería futbolística, el tetravote. Cuatro centrocampistas con idénticas competencias componiendo una muchedumbre de cuerpos e ideas que se embrollaban entre sí, lejos de aportar claridad al juego. Aguirre parece ser un entrenador desmesurado, o sin volantes o con todos juntos. La virtud está en el justo medio, decía un sabio de la antigua Grecia.

Así las cosas, con un gol a favor y con el Atlético apelmazado en la medular, el Madrid tomó las riendas del choque. Primero fue Sneijder, con un potente y sinuoso chut desde fuera del área que Leo Franco despejaría al larguero, después el propio Van Nistelrooy con un gol a la salida y reentrada de un córner que debió subir al marcador. Solo Agúero, demasiado escorado a la banda todo el choque, conseguiría inquietar la meta madridista con una jugada personal que reflejaba perfectamente la nula capacidad de peligro de los rojiblancos. Entre una maraña de piernas ajenas, debido a la ausencia de ayudas por los costados en el ataque, consiguió sacarse un disparo que se iría rozando la cepa del poste. Producto de su exceso de genialidad, no del exceso de elaboración.

Antes de la expulsión de Perea por un manotazo a Sneijder que propició que sangrara más de diez minutos, Raúl marcaría el tercer gol virtual del Madrid. El 7 estaba en línea con Heitinga y, tras recibir un balón de Higuaín, se marchó de Leo Franco para poner la sentencia. No solo no subió el gol al marcador, sino que, tan solo nueve minutos después de la expulsión del lateral colombiano, Van Nistelrooy recibió una tarjeta roja directa por una entrada absurda y a destiempo, sí, sobre Maniche, pero en ningún caso merecedora de tamaño castigo.

El segundo período comenzó con otros bríos, la entrada de Simao y la profundidad de Antonio López por la derecha ponían en jaque una y otra vez a la defensa madridista. El Atlético, pese a que llegaba con soltura hasta la frontal, no se atrevía a soslayar el área, dos disparos de Maniche y otros tantos de Forlán se marcharon a la grada. No obstante, tenían motivos para ello, cuando lo hacían, se estrellaban contra un imponente Pepe. Es por eso que la ocasión más clara antes del gol vino provocada por un error del poli malo de la pareja de zagueros, Cannavaro. El Kun le ganó el velocidad y se marchó como una centella hasta Íker, una vez allí, y como suele ser norma habitual, el mostoleño agrandó su figura hasta el extremo de que la portería, comparada con ella, parecía la de un futbolín.

El Atlético apretaba, Banega y Maniche tomaron el control y Paulo Assunçao cubría eficientemente la ineficiencia de Ufalujsi, esta vez motivada por una lesión muscular que provocó su sustitución por Luis García. Sin excesiva lucidez, pero con verticalidad, el empate se barrutaba y se merecía. Sin embargo, solo después de que Higuaín fallara solo en el área pequeña contra Leo Franco y de que de la Red no acertara a convertir el rechace, pudo lograr las tablas. El fútbol tiene estas cosas, si el Pipita había podido finiquitar el derby en favor de los blancos, un error suyo en la barrera, apenas un minuto después, permitía a Simao colocar el balón en las mayas. Era el último minuto del partido y todo parecía presagiar un 1-1 que dejaba descontento a todos, especialmente a los de Chamartín, que habían hecho méritos más que suficientes en el primer tiempo para solventar.











Drenthe es un fichaje curioso, llegado al Real Madrid con la vitola del mejor jugador joven europeo, no ha dado, hasta el momento, más que contadas muestras de su talento, muchas menos que de su impericia. Cuando está en el terreno de juego uno espera, sobre todo, lo peor. Esta vez no fue así, bien es cierto que contó con la ayuda de su compatriota, Heitinga. En los estertores del duelo recordó a Robinho montado en su cana bicicleta, cuando se marchaba dentro del área hacia la portería, el central holandés le zancadilleó y Clos Gómez redimió en parte su pésima actuación concediendo un penalty justo. Higuaín decidió, igualmente, resarcirse y fulminó la red del cancerbero indio, rubricando la victoria viquinga.



Lo dicho, todo ocurrió tal y como lo imaginábamos, pero de un modo imprevisible. Esto es lo que tienen los grandes partidos de fútbol, en muchas ocasiones conocemos el desenlace, pero la manera de producirse es tan sorprendente que incluso los aficionados colchoneros deben seguir soñando con doblegar en su feudo a su eterno rival.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Los ángeles rojos (con vídeos de los goles)

España ha tomado la excelencia por su oficio, la belleza en el juego como su seña de identidad. No sabe ganar de otro modo mas que ejerciendo lo sublime, no pueden ganar de otro modo más que rozando la divinidad. En el partido de esta noche tomaban parte el cielo y el infierno, los apodados diablos rojos, frente al coro de ángeles que componen el mediocentro de la selección. Un imprevisible serafín en el ala izquierda llamado Iniesta, un abnegado querubín cubriendo las espaldas, Senna, y a dos dioses componiendo nuestra particular música celestial, Xavi y Cesc, para que nuestros profanos oídos se deleiten y los demonios sean exorcizados.

Todo apuntaba desde el inicio a que esta vez el mal se impondría, en el minuto seis, Sonk adelantó a los belgas tras una jugada de estrategia. El balón se paseo por la frontal del área y llegó a los pies de Kompanys, un central de garantías que no destaca precisamente por su desborde, pero que fue capaz de superar a Sergio Ramos, un lateral de garantías que debería destacar precisamente por ser irrebasable. Tras deshacerse del de Camas centró al área chica, presunto patrimonio de Íker, para que Sonk rematara a placer.



No solo eso, además, en el minuto 15 y en pleno acoso de los de la vieja Flandes, Torres tuvo que ser sustituido tras sufrir una lesión que muy probablemente le hará perderse el partido frente al Atlético. Los hinchas rojiblancos no podrán disfrutar ni del Calderón ni de su Niño, no es de extrañar que el club de la ribera del manzanares merezca el sobrenombre de "el pupas". En su lugar, en una decisión que analizada a posteriori resulta completamente acertada, pero que en el momento no lo era tanto, del Bosque decidió poner a Cesc.

Tras el desasosiego inicial que sobrevino al gol y en el que los hijos de satán pudieron ampliar su ventaja a través de Wistell, España logró imponer su dominio. Un dominio ceremonioso, solemne, que en ocasiones parecía eterno y en otras intrascendente. España tocaba y tocaba, Xavi había adelantado su posición y ahora era Cesc quien realizaba las tareas más importantes en la salida del esférico. Eran solo los acordes inciales, los que preceden al momento cumbre. Una presión de Senna sobre Fellaini cuando intentaba sacar la pelota provocó que éste cediera mal a la defensa, Cesc no solo se aprovechó de este error sino que esperó el momento justo para dársela a Iniesta, el albacetense hizo el resto. Primero un amague sobre el central, de esos de los que se puede decir que un movimiento vale más que mil toques, y después con un recorte a lo Butagreño que le permitió disponer de la puerta vacía para alojar el balón en las mayas. Glorioso.



Aún pudo ser más severo el castigo en la primera mitad, un pase en profundidad de Sergio Ramos, que se redimió a lo largo del encuentro, fue cazado por Villa, el cual no acertó a vencer al portero por pura misericordia.

En la segunda mitad, Van der Boort amenazaba con desbaratar la armonía prestablecida por la que avanzaba el choque, sus internadas por la banda izquierda eran temibles. Puyol, en el minuto 52, tuvo que expulsar de la línea de gol una vaselina suya tras una magistral pared con Wistell. Posteriormente sería el árbitro quien anularía la jugada cuando el lateral se encontraba mano a mano con Íker.

Fellaini, tras un saque desde la esquina, tuvo la última ocasión de los belgas, acto seguido, del Bosque decidió susutituir a un desaparecido y discordante Cazorla por Xavi Alonso y dar así, aún si cabe, más consistencia a la medular. Otro fino intérprete aparecía en el recital y el partido volvió a entrar en ese particular estado de letargo místico que solo es capaz, en estos momentos, de lograr la selección patria. No llegaban las ocasiones, pero se tenía fe en el peligro, a medida que avanzaba el cronómetro las combinaciones entre los ángeles rojos se iban haciendo más claras.

En el minuto ochenta y cinco, cuando la hegemonía de los nuestros era más que abrumadora, Güiza sustityó a Iniesta. Sería el propio jerezano, recién ascendido y en estado de gracia con la roja, no tanto con el Fenerbache, quien, desde la banda izquierda centraría para que Villa -o Abadón-, por detrás de un compasivo Vermaelen, nos llevara hasta el edén.



Justa y necesaria victoria de los nuestros y del fútbol, y del cielo. Somos aspirantes a todo. A Todo.

martes, 14 de octubre de 2008

¿Somos racistas los españoles?

Llama la atención que en la misma semana se produzcan dos escándalos relacionados no ya con el fútbol español como tal, sino con sus instituciones. Por un lado, la Federación inglesa se niega a disputar un partido amistoso contra España en el Santiago Bernabéu, por el otro, el Atlético de Madrid ha sido sancionado con dos partidos de suspensión del Vicente Calderón. En ambos casos, uno de los argumentos alegados es el del supuesto racismo imperante en la sociedad española que se proyecta en los feudos deportivos, especialmente en los madrileños.

¿Realmente el nivel de racismo de la sociedad madrileña impide que se disputen encuentros futbolísticos entre selecciones en el Santiago Bernabéu? De ser así, quizá deberían suspender para siempre a ambos conjuntos y eliminarlos del panorama deportivo, no solo internacional, ya puestos, deberían expulsarlos también de la competición española. Si, verdaderamente, todos los aficionados, los directivos, y hasta los ciudadanos de la capital española son unos seres desalmados, indeseables, xenófobos y forofos, incapaces de mantener un mínimo grado de civismo en sus demostraciones colectivas, puede que incluso ni siquiera estemos a la altura de pertenecer a ese honorable continente llamado Europa, acompañando a los intachables franceses, donde el tercer polítco más votado, Jean Marie Le Pen, se declara abiertamente en contra de que jugadores de etnia africana participen con la selección nacional, y mucho menos al lado de los ímprobos ingleses, miembros de una nación en la cual, obviando su pasado colonial, los primeros actos de racismo en fútbol se registran en el siglo XIX y prosiguen en la actualidad.

Sinceramente, creo que los racistas son ellos. Pensar que cuatro idiotas representan al conjunto de la masa social de un territorio y una afición como la madrileña y extenderlo a toda España, representado, en este caso, en el Santiago Bernabéu o en el Calderón, constituye prejuiciar a toda una sociedad, considerar que toda ella aparece reflejada en algunos de sus miembros, exactamente el mismo tipo de actitud de quienes por ver delinquir a un hombre de raza negra, la tildan a toda ella de criminal.

lunes, 6 de octubre de 2008

Solo el fútbol no basta

El Madrid, durante los últimos tiempos, parece recorrer la delgada línea que separa la mediocridad de la excelencia, ha hecho de lo épico una costumbre, del heroismo una necesidad. Cuando no se siente apurado, conmovido por la adversidad, su juego es soso y plano, y las decisiones que toma Schuster, erradas y contraproducentes. Frente al Espanyol pudimos ver como el conjunto blanco se tambaleaba de un lado a otro de la frontera. En la primera parte, sumiso pero correoso, fustigado por el empuje contrario, reaccionando a cada latigazo espanyolista súbitamente, a través del incombustible Raúl. En el segundo periodo, llevando la iniciativa del juego frente a un rival bien ordenado atrás fue incapaz de traducir en goles su aburrido dominio.

El Madrid presentó la misma alineación que salvó de milagro la victoria frene al Zénit, excepción hecha de Robben, el único extremo puro de la plantilla. En su lugar Schuster decidió poner a Raúl, el descanso frente a los rusos le vino bien, además de por ser el más fresco del once madridista porque saltó al campo dispuesto a reinvindicarse. No obstante, la primera ocasión clara la tuvo el inconstante Higuaín, un cañonazo desde dentro área al que solo le faltó para entrar algo más de sangre fría por parte del delantero para calibrar el punto de mira. Si Higuaín quiere ser realmente una alternativa para los próximos años en el ataque madridista ha de ser mucho más solvente, parece haber regresado a ese estado de fatal y pusilánime impotencia de cara a la portería contraria que le caracterizó en sus inicios.

La defensa merengue estaba muy adelantada, de la Red y Van der Vaart no conseguían hacer circular el esférico en el medio del campo y la ausencia de juego por las bandas convertía los ataques en previsibles. Por su parte, los blanquiazules, a través de de la Peña y Román, avisaban con pases en profundidad para Luis García y Tamudo que se perdían en fuera de juego, hasta que un despiste de Heinze en el achique le obligó a cometer un penalty sobre el 23 que él mismo transformó. El segundo gol, obra de Luis García, también nació y se desarrolló por la banda izquierda, Heinze fue un coladero y un embudo, no aportó nada en ataque, si acaso desconcierto. Ante la inexistencia de juego por los costados quizá no hubiera sido mala la inclusión de Marcelo en el once inicial, para cometer errores de marca y de colocación también hubiera servido el joven carrilero brasileño, además aporta inifintamente más talento arriba que el ex del Manchester.

Entre ambos goles espanyolistas Raúl marcó de cabeza a pase de Sergio Ramos, en la única jugada de todo el partido en la que hubo desborde y profundidad. El fútbol es muy sencillo cuando se aplican conceptos elementales, si eres capaz de superar a un contrario y de llegar con superioridad para centrar, es muy probable que halles el gol. De la Red se marchó de su marcador, en lo único rescatable de su partido, y sirvió a Ramos para que se la pusiera en la cabeza a Raúl que remató con inteligencia e impiedad. En el tiempo añadido volvió a aparecer para poner el empate. El capitán recogió un balón que solo la fuerza de Van der Vaart había llevado hasta allí y escondió la pelota entre sus pies, los centrales espanyolistas trataban de adivinar dónde se encontraba y cuando quisieron darse cuenta el 7 se había sacado un disparo inapelable que puso las tablas.

Tras la reanudación Schuster cometió un doble error de cálculo, en primer lugar sacrificó a Van der Vaart para dar entrada a Robben desbaratando el medio del campo, de por sí ineficaz. Además, el holandés de cristal se lesionó cuando apenas llevaba un quince minutos sobre el terreno de juego para quince días. Fue sustituido por Drenthe, del cual es mejor no comentar nada por respeto al fútbol. Si bien es cierto que durante su estancia en el césped de Chamartín el Madrid buscó insistenemente el gol y pudo marcar, no lo es menos que su precipitada salida desconcertó al equipo blanco, el cual ya había renunciado al juego para proponer en su lugar la pegada, unida al coraje de Raúl, que se multiplicó para oxigenar al equipo en la medular. Tampoco ayudó la entrada de Sneijder, no era el mejor escenario para su reincorporación al equipo tras la lesión, se le notó falto de ritmo. Aún así, pudo decantar el choque con un disparo marca de la casa desde fuera del área que Kameni blocó en dos tiempos y con un chut de falta que Moisés repelió con la mano en un penalty que Pérez Burrull no quiso sancionar.



El partido languideció en la recta final, el Madrid no gozó de la suerte, o no tuvo el talento y la fuerza necesarias, para llevarse los tres puntos en los últimos minutos como hiciera frente al Betis la semana anterior. Y así terminó la historia de un partido que solo será recordado por la ya tediosa y monótona nueva resurrección del sempiterno capitán.

sábado, 4 de octubre de 2008

Papá, ¿por qué somos del Atleti?

Esperábamos un partido bronco, disputado, con alternativas para ambos equipos. Con emoción, con una lucha feroz en el medio del campo, a un Atleti replegado, haciendo daño a la contra. Queríamos un duelo entre el Kun y Messi, por ver quién es el mejor jugador del mundo en la actualidad. Sospechábamos que el Atlético de Madrid era un candidato al título y que presentaría batalla frente a un irregular, en el comienzo de la temporada, Barcelona. Soñábamos con uno de esos duelos en las alturas, donde cada gol es fiduciario del talento, presa del esfuerzo, el tesón y, quizá la buena suerte, del conjunto que lo consigue. Pensábamos que Ufalujsi y Heitinga son los dos centrales que necesitaban los pupilos de Aguirre para dar el salto a otra liga, a esa que se libra en choques como éste. Deseábamos goles, y los hubo, sí, nada menos que siete, pero no fueron la consecuencia de la virtud, sino del propósito de unos y del depropósito de los otros.

El Atlético, como la bolsa, históricamente se ha caracterizado por defraudar las expectativas que pesan sobre él y ocasiones como ésta afianzan el mito. El mito del pupas, del "papá, ¿por qué somos del Atleti?", del quiero y no puedo, del puedo y no sé, del sé y no llego. El Barcelona no tuvo tiempo de exihibir su manejo en el medio del campo, de acosar la potertería rival, ni siquiera de marrar oportunidades. En el minuto tres hicieron la jugada de estrategia que llevan haciendo durante los tres últimos años; Márquez se adelanta y, desde el primer palo, remata de cabeza tras un balón templado sacado de una falta lateral. Es seguro que Aguirre previno a sus hombres de esta tesitura, de que la ensayaron en todos los entrenamientos, por eso es aún más injustificable ese ataque de amnesia táctica y técnica que les sobrevino de repente a todos los zagueros atléticos. ¡Márquez remata completamente solo! Se puede alegar desconcentración, eran los primeros minutos, pero el hecho es que el azteca, durante el resto del encuentro, volvió a hacerlo en dos ocasiones más.

Dos minutos después Ufalujsi cometió su primer y no único error de la noche. Messi controla de espaldas a la portería y trata de driblar al defensa checo, éste no llega a alcanzar la pelota y comete un absurdo penalty en la frontal del área que convertiría Eto´o. El reciente fichaje del club rojiblanco atemoriza mucho más por su aspecto que por sus actuaciones. Su melena, su rostro serio, sus hechuras viquingas, presagian un central infranqueable además de fornido. Sus acciones confirman que las apariencias,
frecuentemente, engañan.

El 3-0 no se hizo esperar, un error de Coupet a la hora de ordenar la barrera, si es que la pidió, provocó que Messi pudiese marcar a portería vacía. Es cierto que el Barcelona jugó un buen partido, pero esta jugada resume exactamente el estado de la defensa atlética durante el choque. El ex internacional francés, por cosas como estas perdió el puesto en la selección, estaba abrazado al poste mientras los miembros de la barrera discutían entre sí. Messi demostró que además de un crack, es pícaro, astuto y tiene puestos los cinco sentidos en el partido, aunque visto el resultado final esta jugada se antoja anecdótica.

Los colchoneros, por medio de Maxi, en la única ocasión clara de la que dispusieron cuando todavía marcar goles servía para algo dedició anotarse pronto el gol de la honra. Un disparo lejano del volante argentino que Valdés no acertó a atajar porque estaba mal colocado o porque se coló por toda la escuadra. No obstante, poco les duraron las ilusiones, un error de entendimiento entre Perea y el nefasto Ufalujsi permitió que Eto´o disfrutase de una autopista entre ambos por la que no dudó en adentrarse para lograr el cuarto. Una brillante jugada de Iniesta que se marchó de su marcador, Ufalujsi -quién sino-, sin regatear siquiera, finalizada con un disparo que rebotó en el poste, fue retomada por Gudjohnsen para poner el fin a la primera parte y al partido en el minuto 28.

El resto del encuentro, privado de tensión, de competencia, de ritmo, de ambición y, si se apura, hasta de coraje, sobre todo por parte de los atléticos, cuya depresión era más vergonzosa que lastimosa, sirvió únicamente para que Messi estuviera apunto de imitar nuevamente a Maradona. No hubiera valido como ejemplo, enfrente tenía ya sabemos a quién. También para que Henry marcase un bonito gol desde fuera del área ajustando de primeras un fuerte chut al palo, tras un lance que él mismo había iniciado al combinar con Xavi. El catalán la adelantó para Iniesta que se la dejó franca al ex astro para que finalizase al más puro estilo de su época en el Arsenal.

Sumariamente: de todos los partidos posibles que pudieran haber disputado ayer Barcelona y Atlético este fue el peor. Sobre todo para los madrileños, quizá los culés disfrutasen, aunque no deberían sacar conclusiones de este fraude.

Cara a cara legendario (Barcelona - Atlético de Madrid)


Cara a cara legendario

¿Messi o Kun? Quizá sea la pregunta que más azuza la mente de los aficionados al fútbol, en España y fuera de las fronteras patrias. Se la hacen los gerentes del Manchester City, tiene a Argentina dividida y, aunque se la plantea, es una delicia para el seleccionador de la albiceleste.

El partido de esta noche no servirá para despejar la incógnita, todo apunta, más bien, a que esta pregunta sea la más repetida en la próxima era. Si añadimos los nombres de Cristiano Ronaldo y Kaká tenemos el cuarteto de jugadores que, casi con total seguridad, se disputarán en los años sucesivos el balón de oro.

Las confrontaciones entre Barcelona y Atlético de Madrid se han ganado, por derecho propio, el adjetivo de espectaculares. Todavía flota en nuestra memoria aquella apasionante semifinal de copa que terminó con el increíble resultado de 4-3. Además, esta temporada, ambos conjuntos tienen puesto el punto de mira en alzarse con el título liguero. Si no soprende en el Barcelona, sí -aunque no debiera-, lo causa en el Atlético, que parece haber reeditado esta campaña el estatus perdido de aspirante a todo.

Son, según lo dicho, muchos los alicientes que tiene este partido: Mide el nivel de dos aspirantes, sirve para comparar a dos estrellas y además, pone en jaque el proyecto de Guardiola. El Atlético es el primer rival serio que visita el Nou Camp esta temporada, durante las primeras jornadas hemos visto un equipo esquizofrénico. Conciso, amanerado, excelso en el juego de medianías y espeso, soso y viciado en las dos áreas. Con una defensa capaz de sacar de quicio a los aficionados culés y que suele fallar, precisamente, cuando no se puede fallar. Con una delantera inane, incapaz de transformar en goles la superioridad aplastante en el medio del campo, con un Eto´o que anda buscándose a sí mismo y un Henry que se ha perdido definitivamente. Solo Messi y, según piensan algunos, los árbitros, han conseguido que el Barcelona encadene cinco victorias consecutivas.

El Atlético tiene que reivindicarse, pero se presenta en la ciudad condal con la plantilla llena de grietas. Maniche, absurdamente, recayó de su lesión tras participar durante veinticinco superficiales minutos en el partido del miércoles de Champions, Simao y Forlán también son baja por lesión. El calendario sobrecargado, exigencia de los grandes, parece afectar singularmente a la escuadra rojiblanca, probablemente por falta de costumbre.

De todas formas, es seguro que asistiremos a un gran partido y, si no es tan grande, al menos podremos decir que hemos visto a Messi y al Kun, cara a cara, dirimiendo, durante noventa minutos, una cuestión que será eterna si ambos llegan a ser lo que todo el mundo espera; leyendas.

Villarreal - Betis El inexpugnable Madrigal

El inexpugnable Madrigal

Si alguien nos hubiera dicho hace diez años, cuando el Villarreal ascendió por primera vez en su historia a la primera división, que el conjunto castellonés sería ahora uno de los firmes candidatos para ganar la liga le hubiéramos tomado por loco. La progresión de este equipo ha sido asombrosa, bajo la sólida y minuciosa gerencia de Fernando Roig, desde su promoción a la liga de las estrellas, han conseguido ser semifinalistas de la Champions en la temporada 2005-06 y actualmente ostentan el título simbólico del subcampeonato.

Si alguien nos hubiera dicho que un histórico de la primera española como el Betis iría algún día al Madrigal bajo la condición de víctima no le hubiéramos creído, pero el hecho es que los amarillos llevan nueve encuentros consecutivos sin encajar un solo tanto en su feudo, merced a su riguroso orden defensivo y al buen hacer del canterano madrdista Diego López que paulatinamente se está convirtiendo en una referencia dentro de los grandes guardametas del planeta fútbol.

El Betis llega a Castellón tras perder frente a Madrid y Barcelona en dos encuentros dignos en los que los sevillanos aguantaron el empuje de los dos colosos del fútbol español hasta los últimos minutos del partido. Además, sirvieron para que Emaná, Mehmet Aurelio y Sergio García que causa baja por sanción, dejaran muestras de lo que pueden ofrecer a este equipo; talento, contundencia e instinto goleador respectivamente. No obstante, únicamente han sumado dos puntos en lo que llevamos de campeonato y pese a que el juego es prometedor, la falta de puntería unida a la ausencia de confianza para afrontar los momentos claves de los partidos, hacen dudar a la afición verdiblanca de este nuevo proyecto comandado por Chaparro.

El Villarreal, por su parte, venció entre semana al Celtic de Glasgow y por ese motivo Pellegrini quizá dé descanso a algunos de sus hombres más importantes, tal es el caso de Capdevilla, que de seguro se perderá el choque, descartado por el técnico, además sufren la baja por lesión, la enésima, de Nihat. Su arranque liguero ha sido excepcional, todavía no han perdido un solo partido ni en Liga ni en Champions y quieren conservar el coliderato.

Se presenta, por tanto, un duelo desigual, el último paso de la temprana travesía bética por ese camino de espinas que constituye enfrentarse a todos los grandes consecutivamente. Sin embargo, el Villarreal puede notar el desgaste por el partido de Champions y facilitar las cosas a los andaluces, que tienen posbilidades de enmendar desde aquí la marcha titubeante y castigada de su inicio liguero.