España ha tomado la excelencia por su oficio, la belleza en el juego como su seña de identidad. No sabe ganar de otro modo mas que ejerciendo lo sublime, no pueden ganar de otro modo más que rozando la divinidad. En el partido de esta noche tomaban parte el cielo y el infierno, los apodados diablos rojos, frente al coro de ángeles que componen el mediocentro de la selección. Un imprevisible serafín en el ala izquierda llamado Iniesta, un abnegado querubín cubriendo las espaldas, Senna, y a dos dioses componiendo nuestra particular música celestial, Xavi y Cesc, para que nuestros profanos oídos se deleiten y los demonios sean exorcizados.
Todo apuntaba desde el inicio a que esta vez el mal se impondría, en el minuto seis, Sonk adelantó a los belgas tras una jugada de estrategia. El balón se paseo por la frontal del área y llegó a los pies de Kompanys, un central de garantías que no destaca precisamente por su desborde, pero que fue capaz de superar a Sergio Ramos, un lateral de garantías que debería destacar precisamente por ser irrebasable. Tras deshacerse del de Camas centró al área chica, presunto patrimonio de Íker, para que Sonk rematara a placer.
3 comentarios:
Esto es fantástico. Yo no vi jugar a la Holanda de Cruyff ni a las Brasil del 70 y del 82, pero creo que no habría mucha diferencia entre estas y la selección española. El gol de Iniesta es glorioso.
Un saludo desde La Elática
Yo tampoco las vi jugar, pero tienes razón, creo que esto es lo más parecido a aquello y, si cabe, con más dificultad, puesto que el fútbol actual es mucho más exigente en lo físico que el de aquellos. Lo de esta España es algo sobrehumano...
Grande España, muy buena segunda parte...ya casi podemos decir que estamos en el mundial.
Un saludo desde,
http://saqueneutral.blogspot.com/
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