lunes, 15 de septiembre de 2008

Una liga sin rumbo

Tras la segunda jornada de liga el Espanyol se sitúa como líder tras haber sido el único equipo capaz de lograr la victoria en ambos partidos. Real Madrid, Atlético de Madrid y Barcelona han dejado serias dudas acerca de su potencial y Villarreal, Valencia y Sevilla se postulan como serios aspirantes a la Champions y puede que a algo más. No obstante, habrá que esperar cuatro o cinco partidos para que los grandes muestren todas sus cartas.

Real Madrid-Numancia

En un partido propio de pretemporada el Madrid demostró una preocupante fragilidad defensiva y una insultante contundencia en ataque. Durante buena parte del encuentro era como si el conjunto blanco se dejase llevar, contemplando los esfuerzos gigantescos de un equipo cargado de moral, pero que carece de la indudable calidad de los de chamartín. Este tipo de partidos nos recuerdan que la vida no es justa, que hay 350 millones de euros entre ambos presupuestos y que lo que para unos consituye un desafío que les puede llevar a la gloria en la victoria, para otros no es más que la rutina de triunfar, una muesca más en su revólver.
El Numancia se presentó en el Bernabéu con un equipo muy ordenado, con las líneas muy juntas, como si fuese un equipo de balonmano. 10 hombres por detrás del balón y un delantero presionante que arrastraba constantemente a los centrales lejos de su posición. Tuvieron cierta fortuna en el primer gol, un despiste de toda la zaga al defender un córner, especialmente de Míchel Salgado, que, botado mansamente, fue a parar a la cabeza de Moreno sin oposición. Es el tercer gol que encaja en el Madrid en dos partidos en jugadas de estas características y quizá Schuster debería hacérselo mirar.
Los de casa adelantaron un poco las líneas a raíz del gol, presionando más arriba y abriendo el campo a través de Robben y Marcelo, muy activo en ataque durante todo el partido. De un pase interior del extremo holandés cuando el brasileño se desmarcaba llegó el primer gol, el número 5000 en la historia del club madrileño, que, quizá por justica histórica, en un disparo desde la frontal, tras rebotar en un defensa, fue conseguido por Guti, el eternamente discutido canterano.
Apenas tres minutos después ocurrió algo que no estaba en el guión, el Numancia, lejos de arredrarse y vencerse ante la superioridad local, reaccionó con un chutazo de Barkero desde treinta metros que se coló por toda la escuadra en un claro error de Metzelder en la presión. Lo del espigado central alemán no tiene explicación, vino al Madrid como una alternativa fiable al veterano Cannavaro, todo un central de la selección alemana, y hasta ahora no ha demostrado galones suficientes como para ser titular en este equipo, recientemente incluso se ha cuestionado su puesto en el 11 inicial de la selección. El año pasado apenas pudo jugar por las lesiones y esta temporada, si no mejora, puede ser la última en tierras madrileñas con la llegada de Garay. Creo que hay que buscar responsabilidades individuales en la mala actuación de la defensa, Pepe estuvo nervioso durante todo el partido porque no se entendió con el germano y Salgado, sencillamente, no está preparado para la primera división española en uno de los grandes, su época ha terminado y su decadencia es triste. Con todo el respeto del mundo, sugiero que se retire. Marcelo fue lo único rescatable de los cuatro de atrás, de los que, conviene destacarlo, faltaban Heinze, Cannavaro y Ramos. Es posible que la ausencia del italiano, tan denostado por algunos medios, tenga algo que ver en el desconcierto que reina en las jugadas a balón parado a juzgar por los datos estadísticos. La defensa madridista, desde que se marchó Hierro, sigue adoleciendo de falta de carácter y liderazgo, puede que el ex balón de oro sea el único que haya asumido ese rol en los últimos tiempos. Pepe debería tener más confianza y abroncar de vez en cuando a sus compañeros, por treinta millones de euros se ficha a algo más que a un buen central o, al menos, así debería ser.
Tras esta digresión, volvamos al partido. El Madrid, después del improvisado gol de Barkero, supo poner una marcha más y consiguió marcar tres goles en apenas quince minutos, en el único periodo de todo el choque en el que demostró por qué está llamado a luchar por el título y por qué el Numancia es un recién llegado a la categoría. Primero Higuaín, en un excepcional control orientado tras un pase de Van Nistelrooy, ajustó el balón al palo, donde nada pudo hacer el cancerbero, exhibiendo, una vez más, que se ha quitado el complejo del gol y que puede llegar a ser un killer del área sólido en el futuro. Todo pasa porque tenga minutos, hasta el momento los está teniendo y es previsible que siga siendo así ante la escasez de puntas en la plantilla. Posteriormente, un disparo potente y sin avisar que pilló descolocado al meta numantino de Van der Vaart, tras otra jugada de Robben, puso el 3-2 en el marcador. El holandés al fin se estrena como goleador y, pese a que su posición en el campo parece algo borrosa, es seguro que dará grandes noches a los aficionados del Bernabéu, su clase rebosa por los cuatro costados. Como guinda al pastel llegó el cuarto, en un córner peinado por Pepe que Cisma introdujo en su propia portería. Todo parecía normal, 4-2, el partido resuelto al descanso tras pasar algunos apuros para darle algo de emoción, pensaba la hinchada capitalina.
Nada más lejos de la realidad, en el segundo tiempo el Madrid se abandonó, en parte por el cansancio de los internaicionales, en parte por la acedia en la que se vio inmerso, ganadora en última instancia. Dio el balón al Numancia y se dedicó a esperar atrás. Schuster no anduvo acertado en los cambios, no en los nombres, sino en los tiempos y el conjunto granate se vino arriba. Moreno acortó distancias en el 57' en un golpe franco divinamente lanzado y terrenamente defendido por Casillas. Apunto estuvieron de empatar el encuentro en una jugada al final del partido en la que del Pino fue capaz de llegar a un balón inalcanzable que se paseó por el área pequeña sin que nadie lo rematara.
En fin, quince minutos de un grande, son como noventa minutos de un modesto. El fútbol no es justo y por eso el Madrid tiene más seguidores que el Numancia.

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